El verano está muy unido a la música. El buen tiempo da lugar a fundir momentos de esparcimiento y ocio con la música. Nacen así los Bailes Vespertinos. Título y motivo del concierto didáctico al que ayer tuve ocasión de asistir por la gentileza de FEX, el Festival Extensión. Además, fue en un barrio, en el Centro Cívico del Zaidín.
En el escenario, un violín y una guitarra en las manos de Diego Galaz y Carlos Beceiro. A ellas se fueron sumando más adelante, un violín trompeta -¡qué llamativo!-, un violín barítono y hasta un serrucho -¡sorprendentes los sonidos que produce!- En las otras manos, mandolinas, zanfona y percusiones.
Niñas y niños, así como sus mayores, disfrutaron de piezas populares dedicadas los bailes. Cuando cae el sol y empieza a manifestarse una forma de relación humana en las plazas de los pueblos: el baile. Desentumece, tras el duro trabajo bajo el sol, alegra los corazones amigos y ayuda a expresar sentimientos a enamorados y enamoradas.
Educativo -las explicaciones mostraban historia y promovían valores. En una de ellas Diego Galaz, el violinista, hizo caer en la cuenta de la riqueza que supone para la música y para la sociedad en general, el intercambio e interrelación del flujo migratorio. Con las gentes, viajan también su música y sus virtudes- Ameno y divertido. Tras la mayoría de las piezas se oía un ¡Bieeen! fuerte y grande en las bocas pequeñas y alegres.
Más tarde estaba previsto un concierto con posibilidad de baile en el Sacromonte. ¡Qué delicia poder acercarse hasta allí y responder a la invitación: claro que bailo!
Antaño las gentes pudieron vivir algo similar a lo que se muestra en este vídeo, la caida de la tarde, el pueblo engalanado y la música que invita al movimiento:
Antaño las gentes pudieron vivir algo similar a lo que se muestra en este vídeo, la caida de la tarde, el pueblo engalanado y la música que invita al movimiento: